La Fotografía Irreversible

“No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí.”

Nezahualcóyotl.

 

La Fotografía desde sus orígenes ha intentado detener el tiempo, capturar instantes, inmortalizar rostros y dejar huella para la posteridad; los fotógrafos hemos hecho de ésta práctica nuestra necesidad: técnica o conceptualmente, buscamos la manera de lograrlo.

El tiempo es continuo e infinito, sin importar cuánto nos esforcemos por detenerlo, la vida es tránsito y término; la muerte es una mariposa que emprende el vuelo, así que el final no debe percibirse como terrible o eterno.

No podemos alargar la existencia por siempre; ni la propia, ni la de la obra fotográfica… esa es la belleza de lo efímero.

¿Y si no tuviéramos la necesidad de trascendencia? Si dejásemos que la obra misma permaneciera viva y muriera a su tiempo, que cumpliera su ciclo, su propósito y nada más…

La Fotografía Orgánica nos enfrenta con esta realidad disruptiva, sufrimos un choque emocional, cultural y técnico; nos preocupa en demasía el hecho de preservar el proceso fotográfico, al ser imposible; nos obliga a buscar una expresión que habrá de perecer.

Las emulsiones vegetales que dan vida a la Antotipia son fotosensibles, no precisan de químicos o de tecnología para la impresión de una imagen; poco a poco la espinaca, el betabel, la cúrcuma, las flores y los frutos habrán de descomponerse con la acción del tiempo y el sol, no podemos evitarlo; pero la muerte no debería ser sinónimo de descomposición, sino de transición; por eso la obra cada día se transforma en una nueva versión de sí misma.

Los Fitogramas son aún más sorprendentes: las plantas y las flores reaccionan naturalmente sobre un soporte fotosensible, con una suerte de revelador orgánico, plasmando su casi radiográfica y esquelética imagen en la superficie.

El Lumen Print solo necesita la acción del sol, su vida es corta cuando nos negamos a fijar químicamente, ¿y por qué hacerlo? Si su belleza, aunque finita, depende de ello.

La Fotografía Orgánica es efímera como la vida humana, una vez iniciado el proceso, es irreversible. La muerte es oposición y contraste, pero no es olvido.

 

“…Así somos,
somos mortales,
de cuatro en cuatro, nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la Tierra…

 

Como una pintura nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
Aquí sobre la Tierra…

 

…nos iremos acabando.”

Nezahualcóyotl.

 

Por esto presentamos 4 obras, 4 piezas que habrán de fenecer; su muerte será definitiva y enfrentaremos el óbito de la Fotografía.

Todo sobre la tierra es transitorio… Todo es como debería de ser.

Ada O’Connor
Octubre, 2021